domingo, 24 de agosto de 2008

"Dia de fiesta"

El domingo era el dia de la fiesta y quería que todos lo mirasen con envidia, no tenía edad para brillar pero sus nietos si y quería que todo fuese perfecto. No hizo nada y espero a que llegase el dia pero luego nada le parecía bien, no le daban importancia a tantos detalles y los crios eran tan insolentes, estaban tan habituados a disfrutar que no soportaban ni los pantalones recien planchados, ni los zapatos relucientes, se diría que hasta les sentaban mal; eran maleducados, desobedientes y terriblemente vivos, tanto que conseguían estresarle y ponerle los nervios de punta. No tenían ninguna norma y ya les parecían muchas y crecían asilvestrados con la fortaleza y la vitalidad de las malas hierbas.
Muchos crios correteaban por las calles pero él tenía miedo de que sus nietos se ensuciasen antes de la procesión y allí los tenía a duras penas sentados en el sillón esperando el último toque y con la impaciencia puesta en la vela que ivan a llevar encendida, único premio por cumplir con la tradición que ellos todos, hijos y nietos, desdeñaban. Ningún hijo del que enorgullecerse, ningún nieto en rebelión con sus padres que habría sido su alegría y consuelo. Intento atraerlos hacia si pero el miedo ata corto y mal a los niños, son demasiado valientes.
Las campanas comenzaron a repicar y todos salieron de casa con alivio, los chiquillos estirando las velas inquietos buscaban su premio, no dejaban de chillar y en un momento todo el resentimiento acumulado en los últimos dias contra sus vástagos rebeldes, se concentró en la punta de sus nervios y paso por el codo hasta la mano y los dedos se encogieron crispados en un puño; el mayor estiro la mano y la paseo por la suciedad de un portalon abandonado y antes de acabar el recorrido recibió una solemne bofetada que sonó en toda la calle y humilló al chiquillo.
Apenas por un segundo se relajaron sus nervios porque sabía que había roto el fino hilo que mantenía la armonía, el chiquillo no conocía ese trato y no lo iva a permitir. Tiró la vela al suelo y salió corriendo, casi al mismo tiempo que su hermano rompía a llorar desconsoladamente.
Tuvo que ir lejos a buscarlo y pasar bastante tiempo en silencio a su lado porque temía que volviese a salir corriendo. Estaban en las huertas y las luces de las velas se veían a lo lejos funebres y tristes, esta era su fiesta pero él nunca la vió desde lejos. ¿O si?.
Mientras el chico sollozaba inconsolable a él le vino a la cabeza un dia en que él era el fugado y solo esperaba, y siguió esperando, a que su padre lo buscase y lo consolase, tal vez en aquel mismo lugar. Pero nadie lo buscó y tuvo que regresar con la cabeza gacha y recuerda como se vengó de su insignificancia, como pasó el tiempo mirando un hormiguero que tenía cerca y al cual acabo pisoteando llevado por un irrefrenable deseo de compartir con alguien su dolor. No recordaba momentos felices aunque estaba seguro que los hubo, solo guardaba en su memoría las cosas que no dejaban de dolerle.
Buscó con la vista al chico y solo entonces lo vió de verdad, abrió los brazos y el chico se precipito en ellos, ávido, con la codicia de los generosos e incapaz de guardar rencor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito es el final:P

Txoni3 dijo...

Tu si que eres bonita, siempre estás ahí dando ánimos y contagiando tu energia. Gracias por dejarte un poco de tu tiempo en este rincón.